Acné

Acné
Si eres adolescente, es bastante probable que tengas algo de acné. En Estados Unidos aproximadamente ocho de cada 10 adolescentes tienen acné, junto con muchos adultos.
El acné es tan frecuente que se considera una parte normal de la pubertad. Pero el mero hecho de conocer esta información no ayuda demasiado cuando te miras al espejo y descubres que tienes un enorme grano en la cara. Entonces, qué es el acné y qué puedes hacer para combatirlo.
¿Qué es el acné y cuál es su causa?
El acné es una afección de la piel que se manifiesta mediante distintos tipos de protuberancias o bultitos. Puede tratarse de espinillas o puntos negros, puntos blancos, granos y quistes. Los adolescentes desarrollan acné debido al cambio hormonal propio de la pubertad. Si tus padres tuvieron acné durante la adolescencia, tú tienes más probabilidades de desarrollarlo también. La buena noticia es que, en la mayoría de la gente, el acné desaparece casi por completo cuando abandona la etapa de la adolescencia.
Los folículos capilares de la piel (o poros) contienen glándulas sebáceas. Estas glándulas producen sebo, que es la grasa que lubrica el pelo y la piel. La mayor parte del tiempo, las glándulas sebáceas fabrican la cantidad adecuada de sebo. Pero conforme el cuerpo empieza a madurar, las hormonas estimulan a las glándulas sebáceas para que fabriquen más sebo y estas pueden volverse hiperactivas. Si hay un exceso de sebo y demasiadas células dérmicas muertas, los poros se obstruyen. Entonces, las bacterias (especialmente las de la especie Propionibacterium acnés) pueden quedar atrapadas dentro de los poros y reproducirse, haciendo que la piel se hinche y enrojezca: el comienzo del acné.
Si un poro se obstruye y se cierra, pero sobresale en la superficie de la piel, se denomina punto blanco. Si un poro se obstruye, pero permanece abierto, la capa superior puede oscurecerse, en cuyo caso se denomina espinilla o punto negro. A veces la pared del poro se abre, permitiendo que el sebo, las bacterias y las células de piel muertas se abran paso bajo la piel y se formen granos rojos (a veces el grano tiene la punta llena de pus, debido a la reacción del cuerpo ante la infección bacteriana).
Consejos para minimizar o contrarrestar el acné:
- Lávate la cara dos veces al día (no más) con agua tibia y un jabón suave fabricado específicamente para personas con acné. Masajéate suavemente la cara describiendo movimientos circulares. No te frotes la cara. Lavarse demasiado y frotarse la piel puede irritarla. Después de la limpieza, la Academia Americana de Dermatología (AAD) recomienda aplicar una loción de venta sin receta médica que contenga peróxido de benzoilo.
- No te revientes los granos. Es tentador, pero he aquí los motivos por lo que no debes hacerlo: al reventarte un grano, puedes empujar material infectado hacia capas más profundas de la piel, provocando más inflamación y enrojecimiento y haciéndote, incluso, heridas, que te pueden dejar pequeñas cicatrices permanentes. Si te sale un grano justo antes de un acontecimiento o celebración importante, como la fiesta de fin de curso, lo más probable es que un dermatólogo pueda tratártelo con mucho menor riesgo de infección y de que te queden cicatrices.
- Evita tocarte la cara con las manos o apoyarla en objetos que tienden a acumular sebo y residuos de la piel, como el auricular del teléfono. Al tocarte la cara, puedes dispersar por ella las bacterias que hacen que los poros se inflamen e irriten. Para mantener las bacterias a raya, lávate bien las manos antes de aplicarte cualquier producto en la cara, como cremas de tratamiento o maquillaje.
- Si llevas gafas graduadas y/o de sol, asegúrate de limpiarlas a menudo para evitar que la grasa obture los poros que tienes alrededor de los ojos y la nariz.
- Si tienes acné en otra parte de cuerpo, evita llevar prendas ajustadas, que no permiten que la piel respire y pueden provocar irritación. Las bufandas, binchas, cintas para el pelo y gorros también tienden a acumular grasa y suciedad.
- Desmaquíllate antes de acostarte por la noche. Cuando compres maquillaje, elige aquellos productos en cuya etiqueta o envoltorio ponga que son “no comedogénicos” o “no acnegénicos”. Tira el maquillaje viejo que huela o tenga un aspecto diferente a cuando lo compraste.
- Lleva el pelo limpio y evita que te entre en contacto con el rostro para que la grasa y la suciedad que contiene no te obture todavía más los poros de la piel.
- Protégete la piel del sol. Puede parecer que el bronceado disimula el acné, pero solo se trata de algo temporal. El bronceado puede empeorar el acné, en vez de mejorarlo. El sol también provoca lesiones en la piel que, a la larga, favorecen la aparición de arrugas e incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
- Si te preocupa el acné, habla con un dermatólogo. Los dermatólogos ofrecen diversos tratamientos que ayudan a prevenir y a controlar el acné, así como sus marcas o cicatrices. Un dermatólogo puede ayudarte a encontrar el método de tratamiento que sea más adecuado para ti y te puede dar muchos consejos útiles para controlar el acné y cuidar tu tipo de piel. Algunos salones de belleza y centros de hidroterapia y estética cuentan con especialistas en la piel, llamados esteticistas, que te pueden dar consejos y aplicar tratamientos en la piel.
El desencadenante más común del acné es:
Pubertad
El acné aparece principalmente durante la pubertad, cuando el incremento de los niveles hormonales, en especial de los andrógenos (como la testosterona), estimula las glándulas sebáceas, de manera que estas producen una cantidad excesiva de sebo. Por lo general, entre los 20 y los 25 años de edad aproximadamente, los niveles de hormonas se han reducido lo suficiente para que disminuya o desaparezca el acné. Sin embargo, hasta el 40% de las mujeres pueden tener acné a los 40 años.
También existen otros trastornos que ocasionan cambios hormonales que favorecen la aparición del acné:
- Embarazo o menstruación
- Síndrome del ovario poliquístico
- Ciertos fármacos
- Ciertos productos aplicados a la piel
- Ropa muy ajustada
- Humedad elevada y sudoración