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Ambliopía

26 de junio de 2025 by Busta Soft0
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Ambliopía

La ambliopía, comúnmente conocida como “ojo vago” u “ojo perezoso”, es una alteración visual que se caracteriza por una disminución de la agudeza visual en uno o, con menor frecuencia, ambos ojos, sin que exista una causa orgánica evidente que justifique la pérdida de visión. Esta condición se origina cuando el cerebro, durante el desarrollo visual infantil, no recibe imágenes claras y bien enfocadas de uno de los ojos, por lo que aprende a ignorar o suprimir la información proveniente de ese ojo. Como resultado, el ojo afectado no desarrolla su potencial visual completo, lo que puede llevar a una pérdida permanente de visión si no se trata a tiempo. La ambliopía es la causa más frecuente de pérdida de visión en la infancia y afecta aproximadamente al 3% de los niños.

Síntomas

Los síntomas de la ambliopía pueden ser sutiles y, en muchos casos, pasar desapercibidos, especialmente en niños pequeños. Entre los signos más comunes se encuentran:

Visión deficiente o borrosa en uno de los ojos.

Dificultad para percibir la profundidad o calcular distancias (percepción deficiente de la profundidad).

Entrecerrar los ojos, cerrar un ojo o inclinar la cabeza para enfocar mejor.

Desviación de un ojo hacia adentro o hacia afuera (estrabismo).

Dificultad para ubicar objetos en el espacio.

Ojos que no parecen coordinarse correctamente.

Causas

Estrabismo: Desalineación de los ojos, lo que provoca que el cerebro suprima la imagen del ojo desviado para evitar la visión doble.

Errores de refracción: Diferencia significativa en la graduación entre ambos ojos (anisometropía) o defectos refractivos no corregidos, como miopía, hipermetropía o astigmatismo.

Obstrucción del eje visual: Presencia de cataratas congénitas, ptosis palpebral (caída del párpado) o cualquier opacidad que impida el paso de la luz y la formación de una imagen clara en la retina.

Si la supresión de la imagen del ojo afectado se mantiene durante un tiempo prolongado, la pérdida de visión puede volverse irreversible.

Tipos

Ambliopía estrábica: Es la forma más común y está asociada al estrabismo. El cerebro ignora la imagen del ojo desviado para evitar la confusión visual.

Ambliopía anisometrópica: Se produce cuando existe una diferencia significativa de graduación entre ambos ojos, lo que hace que el cerebro prefiera la imagen del ojo con mejor enfoque.

Ambliopía refractiva bilateral: Ocurre cuando ambos ojos presentan defectos refractivos elevados y no corregidos, afectando el desarrollo visual de ambos.

Ambliopía por deprivación: Es la menos frecuente y se debe a una obstrucción física del eje visual, como cataratas congénitas o ptosis severa, que impiden la adecuada estimulación visual.

Diagnóstico

El diagnóstico de la ambliopía se basa en la detección de una diferencia de agudeza visual entre ambos ojos que no se explica por una causa orgánica evidente.

Exámenes de agudeza visual adaptados a la edad del niño, utilizando figuras, letras o símbolos.

Pruebas de alineación ocular para detectar estrabismo.

Fotodetección y pruebas objetivas para niños preverbales o con dificultades de comunicación.

Examen oftalmológico completo con lámpara de hendidura y oftalmoscopia para descartar causas orgánicas.

La detección temprana, idealmente entre los 3 y 5 años, es fundamental para un tratamiento exitoso.

Tratamiento

El tratamiento de la ambliopía tiene como objetivo estimular el uso del ojo afectado y corregir cualquier causa subyacente.

Corrección óptica: Uso de gafas o lentes de contacto para corregir errores refractivos.

Oclusión: Colocación de un parche sobre el ojo sano para forzar al cerebro a utilizar el ojo ambliope.

Penalización farmacológica: Uso de gotas de atropina en el ojo sano para desenfocar su visión y favorecer el uso del ojo afectado.

Cirugía: En casos de cataratas, ptosis o estrabismo que no se corrigen con tratamiento conservador.

Terapias visuales: Ejercicios y actividades que estimulan la función visual del ojo ambliope.

El tratamiento es más efectivo en niños menores de 7 años, aunque puede haber mejoría en edades mayores si se realiza de manera intensiva y supervisada.

Prevención

La prevención de la ambliopía se basa en la detección y corrección temprana de los factores de riesgo. Exámenes oftalmológicos de rutina en la infancia, especialmente entre los 3 y 5 años.

Corrección oportuna de errores refractivos y estrabismo.

Intervención rápida ante la presencia de cataratas congénitas o ptosis.

Educación a padres y cuidadores sobre la importancia de los controles visuales en los niños.

La prevención es clave para evitar la pérdida permanente de visión asociada a la ambliopía.

Factores de riesgo

Antecedentes familiares de ambliopía, estrabismo o defectos refractivos

Nacimiento prematuro o bajo peso al nacer

Presencia de estrabismo o desviación ocular

Diferencias significativas de graduación entre ambos ojos

Enfermedades oculares congénitas, como cataratas o ptosis

Falta de acceso a controles oftalmológicos en la infancia

Complicaciones

Si la ambliopía no se diagnostica y trata a tiempo, puede dar lugar a complicaciones graves, como:

Pérdida permanente de la visión en el ojo afectado.

Dificultad para percibir la profundidad y calcular distancias.

Problemas de coordinación motora y aprendizaje.

Mayor riesgo de discapacidad visual si el ojo sano sufre una lesión o enfermedad.

La ambliopía no tratada puede tener un impacto significativo en la calidad de vida y el desarrollo del niño.

Pronóstico

El pronóstico de la ambliopía depende fundamentalmente de la edad al inicio del tratamiento y de la severidad de la condición. Si se detecta y trata antes de los 7 años, la mayoría de los niños recupera una visión normal o casi normal en el ojo afectado. El tratamiento puede ser menos efectivo en edades mayores, pero aún es posible mejorar la visión con terapias intensivas. La adherencia al tratamiento y el seguimiento regular son esenciales para evitar recaídas y mantener los resultados obtenidos. En resumen, la ambliopía tiene un pronóstico favorable si se actúa de manera temprana y adecuada, subrayando la importancia de la prevención y la educación en salud visual infantil.

 

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