Ascitis

Ascitis
La ascitis es la acumulación anormal de líquido en la cavidad peritoneal, el espacio que rodea a los órganos abdominales. Normalmente, este espacio contiene una pequeña cantidad de líquido lubricante, pero cuando se altera el equilibrio por diversas enfermedades, el líquido se acumula en exceso, causando distensión abdominal y otros síntomas. La causa más frecuente es la cirrosis hepática, aunque también puede deberse a otras enfermedades hepáticas, cardíacas, renales o procesos oncológicos.
Síntomas
Los síntomas principales de la ascitis incluyen:
Aumento visible del volumen abdominal.
Aumento rápido de peso.
Sensación de pesadez y distensión abdominal.
Saciedad precoz.
Dolor y malestar abdominal.
Dificultad para respirar, especialmente si la ascitis es abundante.
Fatiga y malestar general.
En casos avanzados, puede haber inflamación de extremidades inferiores y vómitos.
Causas
Las causas de ascitis son diversas, destacando:
Cirrosis hepática: responsable de aproximadamente el 75-90 % de los casos, debido a hipertensión portal y disfunción hepática.
Enfermedades cardíacas: insuficiencia cardíaca congestiva que provoca retención hídrica.
Cánceres abdominales: tumores de ovario, páncreas, colon, hígado, entre otros.
Infecciones: tuberculosis peritoneal o peritonitis bacteriana espontánea.
Otras causas: pancreatitis, síndrome nefrótico, pericarditis constrictiva, trombosis de la vena porta, y enfermedades endocrinológicas.
Tipos
La ascitis se clasifica según su gravedad y características:
Ascitis leve (Grado 1): líquido detectable solo por ecografía, sin síntomas evidentes.
Ascitis moderada (Grado 2): distensión abdominal con molestias pero sin limitación significativa en actividades diarias.
Ascitis severa (Grado 3): gran distensión abdominal que afecta la movilidad y respiración del paciente.
También se clasifica según el origen del líquido ascítico en:
Ascitis por hipertensión portal (causas hepáticas).
Ascitis no hipertensiva (causas infecciosas, oncológicas o inflamatorias).
Diagnóstico
El diagnóstico inicia con la exploración física, donde se detecta la distensión abdominal y signos de líquido libre. Se confirma con estudios de imagen como:
Ecografía abdominal: método inicial y más utilizado.
Tomografía computarizada (TC): para evaluar causas subyacentes y complicaciones.
Además, se realiza la paracentesis, extracción del líquido ascítico para análisis bioquímico, microbiológico y citológico, lo que ayuda a diferenciar entre ascitis por hipertensión portal, infecciones o malignidad. La medición del gradiente de albúmina sérica-ascítica es clave para esta diferenciación.
Tratamiento
El tratamiento depende de la causa y gravedad:
Dieta baja en sodio: fundamental para reducir la retención de líquidos.
Diuréticos: espironolactona y furosemida son los más usados para promover la eliminación de líquido.
Paracentesis terapéutica: para aliviar síntomas en ascitis severa, retirando grandes volúmenes de líquido.
Tratamiento de la causa subyacente: manejo de la cirrosis, insuficiencia cardíaca o cáncer.
En casos refractarios, puede considerarse la colocación de una derivación portosistémica intrahepática transyugular (TIPS) o trasplante hepático.
Prevención
La prevención de la ascitis se basa en:
Control adecuado de las enfermedades hepáticas, especialmente la cirrosis.
Evitar el consumo excesivo de alcohol.
Manejo oportuno de infecciones y enfermedades cardíacas.
Dieta equilibrada y control de factores de riesgo metabólicos.
Monitoreo regular en pacientes con enfermedades crónicas para detectar signos tempranos.
Factores de riesgo
Los principales factores que predisponen a desarrollar ascitis incluyen:
Cirrosis hepática avanzada.
Consumo crónico y excesivo de alcohol.
Hepatitis viral crónica (B y C).
Insuficiencia cardíaca congestiva.
Cánceres abdominales.
Enfermedades renales y síndrome nefrótico.
Trombosis venosa hepática.
Complicaciones
Las complicaciones más relevantes son:
Peritonitis bacteriana espontánea: infección del líquido ascítico, que puede causar fiebre, dolor y empeoramiento del estado general.
Síndrome hepatorrenal: insuficiencia renal secundaria a la disfunción hepática y alteración hemodinámica.
Trombosis y coagulopatías.
Dificultad respiratoria severa por presión del líquido sobre el diafragma.
Desnutrición y debilidad muscular por alteraciones metabólicas.
Pronóstico
El pronóstico de la ascitis depende fundamentalmente de la causa subyacente y la respuesta al tratamiento. En pacientes con cirrosis, la aparición de ascitis indica descompensación hepática y se asocia con una mortalidad elevada, aproximadamente el 22 % a un año y una supervivencia a 3 años inferior al 50 % si no se manejan adecuadamente esta enfermedad. La ascitis refractaria o complicada con infecciones tiene peor pronóstico, por eso el tratamiento oportuno y el control de la enfermedad primaria pueden mejorar la calidad y expectativa de vida de los pacientes.
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