La ataxia persistente suele ser el resultado de un daño en la parte del cerebro que controla la coordinación muscular (cerebelo). Muchas afecciones pueden causar ataxia, incluidos el abuso de alcohol, ciertos medicamentos, accidentes cerebrovasculares, tumores, parálisis cerebral, degeneración cerebral y esclerosis múltiple. Los genes defectuosos heredados también pueden causar la afección.










